jueves, 26 de octubre de 2017

EL OSCURO NEGOCIO DE LA ADOPCIÓN INTERNACIONAL: CUANDO LA PROTECCIÓN A LA FAMILIA ES UNA FALACIA.



Nuestra cuestionada y espuria Constitución Política, aún con el sesgo ideológico que la caracteriza, en su artículo 1 inciso 2°, declara que la familia es Esta es “el núcleo fundamental de la sociedad”, y aún más en inciso 5° del mismo artículo, declara que es deber del Estado “…dar protección a la población y a la familia, propender al fortalecimiento de ésta…”.
Sin embargo, a la luz de muchas investigaciones periodísticas realizadas (CIPER incluida), de testimonios recabados en prensa en los últimos años, y de organizaciones creadas por los propios padres afectados, la adopción de niños chilenos (generalmente provenientes de familias pobres) por parte de parejas europeas (principalmente italianas y francesas), y los miles de millones de pesos que mueve este verdadero mercado de niños chilenos cuyo verdadero destino es incierto; y las irregularidades en las adopciones internacionales es una de las cosas de las cuales la gente no habla. Es que el tema es incómodo, doloroso, aterradoramente feo, y absolutamente escandaloso.
Según he revisado en varios reportajes, pareciera que el cuestionado SENAME en su procedimiento de adopción internacional, hiciera vista gorda de este mandato constitucional, atacando, descuidando y omitiendo precisamente los derechos de cientos de niños, los cuales, con la excusa de vivir mejor, son desarraigados de su familia biológica, de su país y abandonados a su suerte después de 2 años de un pobre seguimiento a los adoptados por matrimonios extranjeros. Pasados los 2 años se les pierde el rastro.
Hace unas semanas leí un desgarrador reportaje de radio Bio-bio, de abril de este año 2017, titulado “Perder a los hijos”. En él, la periodista Nicolle Peña, recoge testimonios de varios padres pobres y vulnerables que han perdido a uno o a todos sus hijos por resolución judicial que los declara susceptibles de ser adoptados.
Luego de ello, y de un breve paso por SENAME, los niños fueron adoptados sin más por familias extranjeras, sin saber siquiera los padres biológicos en qué país están actualmente sus hijos, y aporta datos duros, en relación, a lo cuestionable desde la ética y desde la lógica, del procedimiento de adopción de niños chilenos para parejas extranjeras.
En efecto, son desgarradores los testimonios de padres de escasos recursos o en situación vulnerable que, por causa de un momento desgraciado, la propia pobreza u otras situaciones vulnerables, han visto como literalmente les han arrancado de los brazos a sus hijos, los cuales posteriormente fueron adoptados por parejas extranjeras. Lo anterior, aun cuando los padres biológicos se sometieron a todas las terapias y tratamientos ordenados por tribunales, buscaron trabajo, encontraron casa, etc. Nada eso de eso fue suficiente para detener la despiadada maquinaria de las agencias internacionales de adopción, que tienen un trato absolutamente privilegiado en Chile para sus clientes extranjeros, quienes en un par de meses consiguen lo que adoptantes chilenos se demoran 2 años, si es que.
Tal como señala la página web de SENAME: “El tiempo promedio de duración de todo el proceso adoptivo es de dos meses, los que, en cierta medida, logran cumplirse gracias a las coordinaciones que tiene el Sename con los Tribunales de Familia, el Servicio de Registro Civil e Identificación y Policía Internacional, entre otros, disminuyendo el tiempo normal de tramitación que corresponde a las distintas gestiones que en ellos se realizan.”
 En Chile, el actual proceso de adopción internacional es tremendamente expedito y pro extranjero, pues si un matrimonio chileno, quiere adoptar un niño, puede esperar fácil por 2 años un hijo, y luego de ser sometido a una serie interminable de exámenes médicos y psicológicos de todo tipo, tiene muchas posibilidades de ser rechazado, por ejemplo; por no haber iniciado un tratamiento previo de fertilidad, por no tener los medios considerados suficientes para criar un hijo, etc.
En cambio, los matrimonios extranjeros tienen un proceso de selección mucho más pervertible, pues es efectuado por agencias de adopción acreditadas en Chile, en donde en algunos casos el papel soporta mucho en cuanto a la idoneidad de algunos adoptantes. Por otro lado, los niños carecen de la oportunidad efectiva de ponerse en contacto con sus padres biológicos, salvo resolución judicial. ¿Cómo acude un niño de 6 años a un tribunal extranjero para solicitar ayuda si extraña a sus padres biológicos, si es maltratado o si está siendo abusado en cualquier forma por sus padres adoptivos?
Cabe preguntarse, porqué en muchos de estos casos, al Estado le importa nada la familia que desarticula, pues grupos de hermanos completos han sido arrancados de cuajo de Chile, desarraigados de todos sus lazos y virtualmente desaparecido para sus padres, quienes muchas veces ni siquiera saben en qué país se encuentran sus niños. Espantoso.

Mafias y más mafias en Latinoamérica.
El horror del tráfico de menores es un tema grave en Latinoamérica; hace unos años en Chile los matrimonios extranjeros tenían preferencia por sobre los chilenos, y en Argentina por ejemplo, desde las propias fundaciones de adopción advierten que, en el vecino país, existen tres mafias dedicadas a la venta de niños, y que si bien muchos terminan felices en Europa con sus nuevas familias, otros niños simplemente son arrebatados de sus padres para la pornografía infantil y pederastas, infaustamente.
Por otro lado, en nuestro país, tal como explicó Arturo Fellay, (Director de la ONG nosbuscamos.org), en julio del 2014 a Radio Cooperativa, es un secreto a voces la existencia de estas mafias que operan en Chile desde los años 80, y por medio de las cuales muchas familias perdieron a sus hijos a manos de padres extranjeros, en tanto hubo madres que incluso perdieron a uno de sus dos mellizos al nacer, por ejemplo.

Cuánto dinero se mueve y cuántos niños se van.
Según el reportaje de radio Bio-bío, entre los años 2014 y 2016, 299 niños fueron enviados al extranjero, el 70% de ellos a Italia. Otros se fueron a Francia, Rusia y Noruega.
Lo impactante es el monto que mueve el tráfico de niños, puesto que, las agencias que contactan a los matrimonios y realizan la evaluación, cobran en el papel entre 4 y 12 millones de pesos por niño, pero realmente nadie sabe cuál es el costo real que cobran los operadores de entre los cuales, muy seguramente deben haber algunos muy rigurosos y otros que definitivamente no lo son en absoluto. No obstante, con los datos existentes se estima que entre el 2010 y 2016 se transaron cerca de $6.000 millones de pesos por 514 niños que partieron al extranjero.
Cuando una lee los reportajes citados, la propia información otorgada por SENAME en su página institucional, lo relajado y rápido que es el proceso para los extranjeros, no cabe sino horrorizarse pensando si, una caída en desgracia, una depresión, o un informe social sesgado y/o malintencionado, nos vuelve a todos susceptibles de perder a nuestros hijos si hay alguien con suficiente dinero para querer comprarlo en el extranjero.

Las causales esgrimidas por el Estado
De acuerdo con el artículo 12 de la Ley 19.620, dentro de las causales para que un niño sea susceptible de ser declarado en adopción, está: La inhabilidad física y moral para ejercer el cuidado personal en los términos del artículo 226 del Código Civil; el cual a su vez se remite al artículo 42 de la ley de Menores 16.618, que a su vez, establece 7 causales por las cuales un padre puede ser inhábil física o moralmente. De aquellas 7 causales, probablemente las más problemáticas, sean las 2 últimas, por lo fértil que puede ser su interpretación por un Tribunal:
- 6° Cuando maltrataren o dieren malos ejemplos al menor o cuando la permanencia de éste en el hogar constituyere un peligro para su moralidad;
- 7° Cuando cualesquiera otras causas coloquen al menor en peligro moral o material.

Cito los artículos anteriores, puesto que, lo vago y amplio del articulado da para todo: ¿Qué puede ser un “mal ejemplo” o un “peligro para su moralidad” para un juez conservador a la luz de la nueva concepción de familia que trata de levantarse en Chile?
Puede que haya más de una familia vegana que se niegue a alimentar a sus hijos con carne y lácteos, una familia rastafari que consuma cannabis de manera no problemática, una familia homosexual, una familia de inmigrantes ecuatorianos que venden sus artesanías en la vía pública etc. ¿Todas son familias expuestas a ser juzgadas como peligrosas o inmorales?
Ahora bien, el hecho de que un padre se quede sin trabajo, caiga en la ruina, pierda su casa y no tenga donde tener a los niños, por ejemplo; ¿puede ser la causa de que los niños lleguen a un hogar SENAME y por esa “vulnerabilidad” a los ojos del legislador comience a petición de éste un proceso de susceptibilidad, y el mismo Estado desintegre la familia que debía proteger? El propio legislador señala que la situación económica de los padres no puede ser causal de inhabilidad, pero  de facto, los más pobres son ninguneados a diario y ni siquiera tienen derecho a tener familia, al parecer.
En los ejemplos dados, si los niños que llegaron al SENAME, tuviesen más o menos entre 3 y 7 años, son especialmente susceptibles para ser adoptados en el extranjero. Este relato absurdo y de espanto, es la realidad de muchas familias en Chile.
Entonces uno ve que, ya sea porque la sociedad ha cambiado profundamente en los últimos años, o porque el legislador a previsto muy cortamente la forma en que la ley puede pervertirse, es que se vuelve absolutamente urgente una revisión profunda a la legislación de infancia y adolescencia en Chile, lo cual va mucho más allá del hecho de subsanar los errores y horrores en los casos de los niños muertos en los hogares del Estado.
Pareciera que, es todo un aparataje el que se ha quedado obsoleto, en todo sentido.

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