miércoles, 1 de noviembre de 2017

SOMOS MUCHO MÁS QUE UN NÚMERO



Ayer veía en youtube, un video que relataba la trayectoria de Bernie Sanders, ex precandidato presidencial norteamericano, quien perdió la primaria demócrata contra Hillary Clinton. Más allá de su consecuencia y lucha social por décadas, lo interesante es constatar como desde 1980 aproximadamente, Sanders viene advirtiendo y poniendo de manifiesto aquello que sabemos muy bien en Chile: el neoliberalismo empobrece a las sociedades que la instauran como forma de desarrollo de mercado, generando guetos de pobreza y de riqueza que sólo contribuyen a la desintegración social y a la violencia.
Con datos duros, Sanders se encarga de hacer presente como, sistemáticamente, el pueblo norteamericano se ha empobrecido gracias al neoliberalismo, disminuyendo brutalmente la clase media, enriqueciendo obscenamente a los más ricos y empobreciendo en todo sentido a los más pobres. ¿Le suena parecida la historia?
Cómo si no, si para nosotros los chilenos, laboratorio de los Chicago Boys, su paso por nuestra tierra ha sido funesto en muchos aspectos, pues a causa de la mercantilización de todo lo existente, el crédito otorgado a mansalva sin aumentar los sueldos y el endeudamiento galopante, nos ha otorgado una falsa sensación de bienestar, mientras nuestros recursos son capturados por los dueños de los grandes capitales, quienes han sido absolutamente impíos en su carrera por adquirir todo lo que sea posible de ser poseído.
Aunque resulte cansino, es inevitable hablar del golpe de Estado, pues es el punto de quiebre de la institucionalidad y el verdadero estreno de la retroexcavadora de la que tanto se llena la boca la derecha chilena. El golpe, más allá de nuestros muertos, arrasó con todos los cimientos de nuestra vida republicana:
1)      Con nuestra Constitución, que databa de 1925 y que aseguraba la obediencia de las FF.AA. a la Constitución (cuec!) y una serie de derechos garantizados que hoy no existen y suenan a utopía, pues los valores mismos de la sociedad fueron trastocados.
2)      Con la posibilidad del Estado de crear empresas y puestos de trabajo más allá de la burocracia estatal, considerada “gasto” por la derecha neoliberal. Seguro más de alguien dirá que el Estado actualmente puede crear empresas, pero adviértase que para ello se requiere una ley ad -hoc y por supuesto, no se puede vulnerar por nada en el mundo el principio de subsidiariedad, es decir, la preferencia que tienen los grandes capitales de crear empresa. O sea, de facto, cero oportunidad para el Estado de emprender y crear empleo sustentable sin que la derecha patalee ante el Tribunal Constitucional. Lo anterior,  implica por ejemplo que, no puede existir una constructora estatal que se encargue de la construcción de viviendas sociales, y en cambio hay que licitar el asunto a privados y será una empresa de los mismos de siempre, la que construya para los pobres, unas casa de mierda en unos barrios de mierda, por un precio obsceno para lo que valen.
3)      Se dañó severamente la imagen del Estado de Chile y su percepción ante la población, en cuanto a su capacidad para ser eficiente: “todo lo estatal el malo, funciona como las pelotas, los empleados son flojos, quieren todo gratis, etc”. Ello, excepto cuando el Estado ha debido salvarles el culo financieramente, como en los 80 a los bancos, uno de los cuales fue desfalcado por el candidato Piñera. Welcome to the chilean way.
4)      Se capturaron, mediante la creación de las AFP, los dineros de las pensiones de los chilenos, otorgando por Decreto Ley (sin congreso, ergo sin representación popular) a empresas privadas la administración de dichos dineros. De más está decir que, como mandatarios de los trabajadores, las AFP sólo han ganado dinero para ellas mismas, pero su gestión ha resultado un negocio tan funesto para millones de trabajadores que ponen su dinero en ellas. En el sistema neoliberal, el pueblo pierde incluso cuando es el socio capitalista. Esa codicia grosera e imputable sólo a una falta de inteligencia extrema ha puesto el lucrativo negocio de las AFP en riesgo y bajo la lupa de la opinión pública.
Ese es el problema del neoliberalismo, explota un mercado hasta reventarlo, y para efectos de las pensiones, sólo acá, en el reino de lo absurdo los trabajadores no tienen la libertad de elegir qué hacer con su dinero.
5)      Se vendió todo bien del Estado que se pudiera vender. Falta el 5% de los derechos que agua, pero seguramente Piñera ya los tiene comprometidos con algún inversionista, y así vamos desmantelando al Estado. En el arte de la guerra, lo primero que hace un general inteligente es dejar al adversario sin dinero. Eso es gravísimo.
6)      Los valores republicanos se cambiaron por los valores del mercado. Esa es lejos la herencia más perniciosa de la dictadura y la derecha neoliberal, pues no se trata de rechazar el mercado y otorgarle nulo valor, si no, de darle el lugar que le corresponde dentro de una sociedad. El mercado permite la creación de riqueza, la posibilidad de emprender, etc., pero no puede determinar los valores de una sociedad, ni dejar toda la actividad humana a merced del mercado ciego. Es una estupidez, un suicidio dejar todo a merced del mercado.
En suma, es absolutamente repugnante y patético que aún en el 2017, a casi 200 años desde la declaración de independencia de Chile, los sueños de nuestros próceres sean sólo eso, y aún nos debatamos en el absurdo de si ha de considerarse o no un derecho, la educación.
En cualquier país civilizado, que cuente con el dinero que tiene Chile, se consideraría que educar a la población y capacitarla gratuitamente, es la mejor inversión que puede hacer un país. No existe puente, ni línea de metro, ni dotación de carabineros que genere más paz social, estabilidad económica, cultura, ciencia y oportunidad de negocios que una sociedad educada, bien alimentada y con una vida digna. Eso es estar en la “A”.
La profunda inequidad que genera el sistema neoliberal y que ya tiene consumido a Estados Unidos, pues su clase media agoniza desde hace décadas, es asimismo la fuente de todos los dolores de cabeza de nuestra sociedad; puesto que, el gran problema del neoliberalismo no es el dinero, no hay nada malo con el dinero: el problema es la deshumanización de la sociedad a propósito del mercado neoliberal. Es pensar el mundo no a propósito de las personas que lo habitan, sino que, en cuotas de participación de mercado, en porcentaje de crecimiento, de utilidad, de rendimiento, etc., olvidando que el mercado es una creación humana y que por ello debiese estar al servicio del hombre, propugnando por su desarrollo integral.
Bajo la dictadura del neoliberalismo, lo importante son las cifras y no las personas. Nos hemos transformado en una mera cifra, de esas que le importan tanto a personas como Fernando Villegas, como si ellos mismos no fuesen unos patipelaos de medio pelo.
En mi humilde opinión, el mercado debiese estar al servicio del hombre y no al revés, pues nosotros los ciudadanos, los hombres y mujeres libres de esta patria, somos mucho más que un número.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¿QUÉ PENSARÍA ANA FRANK DEL BLOQUEO DE SUMINISTROS A GAZA?

En 1993, cuando estaba en 2° medio, estudiando en un colegio de monjas del cual quería salir corriendo, cayó en mis manos un libro que ...